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Ediciones Calliope

7 VIRTUDES para vivir aquí y ahora



Esta virtudes que queremos citar, son conquistadas a través del conocimiento del mal, a través de vivir concientemente en el infierno, con el propósito de liberarnos.

La primera P, es Prudencia.

Esta es la “caute” latina.


La capacidad de conocer riesgos reales que se pueden presentar ante un evento a avenir. Esto nos permite cambiar conductas, comportamientos, impulsos para lograr el objetivo.


La prudencia es cierta luz que solo nace del conocimiento, comprensión y eliminación de ciertos egos.


Es la capacidad de calcular satisfactoriamente la fuerza de resistencia en el trabajo interior.


Lo opuesto a la prudencia es la imprudencia, o sea el arriesgado e ignorante que se lanza a una empresa pensando que triunfará, pero encontrando la derrota segura. Es el famoso darse la cara contra el piso una y otra vez.


A veces es necesario para poder conquistar esta virtud.


La prudencia solo se logra viviendo aquí y ahora en un infierno que es la matriz del cielo.


La segunda P, es Paciencia.

Esta es la “patientia” latina.


Unir la Paz y la Ciencia para tener Paciencia, Paz-ciencia, es algo necesario en nuestro camino espiritual.


La paciencia es la capacidad de esperar serenamente por un acontecimiento que sabemos que sucederá.


Pero esto tiene un tiempo, un momento, un lugar, un conjunto de variables que se combinan en forma justa y equilibrada, cuando ese instante se reconoce, entonces se actúa, pero antes se ejerció la paciencia, porque si se hubiera actuado fuera de tiempo, entonces se daña lo que no se quiere dañar.


La antítesis de la paciencia sería la impaciencia, actuar fuera de lugar, tiempo y con personas equivocadas, ocasionando grandes prejuicios a la vida de la personas y personas involucradas.


Tener Paz para esperar por algo cierto, tener Ciencia para saber cuando es el momento y hacer lo correcto.


La paciencia encuentra su enemiga en la ansiedad, defecto psicológico que actúa antes de tiempo, y que quiere conquistar algo que sabe que nunca va a poder.


En el cielo la paciencia no es conocida como tal, porque es parte integral del cielo, es como el pez que vive en el agua pero no se da cuenta del agua.


La paciencia se conquista con grandes padecimientos voluntarios y esfuerzos concientes en este mundo infernal, que es la matriz del cielo.


La tercera P, es Perseverancia.

La “perseverantia” latina.


Capacidad que tenemos de insistir en busca de un resultado. También esta asociado a la firmeza, resolución y tenacidad en el carácter.


Lo contrario es rendirse, no perseverar, que es un funcionalismo del ego, que cuando no logra algo, inmediatamente viene suplantado por otro yo.


La perseverancia, tenacidad, asiduidad, constancia en el trabajo interior sostenido en el tiempo, logra crear verdaderos hombres.


Para poder obtener resultado en nuestro trabajo interior, o sea frutos, se necesita de esta virtud que solo se conquista en este mundo en que nos encontramos.


Recalcamos que estas virtudes en el Cielo existen “da per se”.


La cuarta P, es Perdón.

El “remissionem” latino.


El Perdón indica que previamente existieron errores, incongruencias, maldades, vicios, o sea el pecado.


Solo se puede perdonar o aprender a perdonar viviendo en este mundo, con estas reglas y leyes.


El perdón es la capacidad que un humano desarrolla cuando se desarraiga del ego que le hacía sentir rencor, rabia, odio, venganza.


Cuando desintegramos de nuestro interior estos egos, evidentemente nace espontáneamente el don del perdón.


El perdón es solo usado por la conciencia en el infierno.


En el Cielo no existe perdón, porque no hay error.


Es por eso que con estas reglas del infierno, obtenemos sabiduría más allá del bien y del mal. Sabemos perdonar.


El sentimiento liberador del perdón, es permitir que no sigan haciendo o queriendo hacer el mal, pero ya no dirigimos nuestros recursos hacia fuera para evitar el mal, sino que observamos, conocemos y quitamos de nuestra psiquis los elementos que hacen de blanco al mal. Quitado el blanco, no es posible recibir mal.


El contrario al perdón es la condena, castigo, represalia, venganza, vindicación, patíbulo, pena, sentencia, en definitiva dolor, pero no solo para el que lo recibe sino que también para el que lo da.


La quinta P, es Perspicacia.

La “perspicuam” latina.


La perspicacia o ser perspicaz es una virtud que permite a su poseedor ver con anticipo muchos detalles que son imperceptibles a los comunes sentidos.


La perspicacia se nutre de intuición, entonces la expresión de esta virtud es la capacidad de intuir con el corazón despierto.


Es una tonalidad de la sabiduría.


El ingenio que solo la inteligencia humana posee, puede definir a una persona perspicaz. La agudeza, penetración de la cosas, se conquistan laboriosamente en esta región en cuestión.


La torpeza, sería el contrario, que hemos citado los opuestos de cada P, con el propósito de utilizar la didáctica de los contrarios para comprender aún más estas reglas.


La sexta P, la Persuasión.

Es el don de la “persuasio” latina.


La persuasión tiene un límite muy sutil con la manipulación.


Ya que la persuasión es por conciencia para beneficiar al prójimo.


Es una facultad de la Divina Madre, entonces en este infierno conquistamos la Persuasión cuando transmutamos correctamente, cuando hacemos buenas obras para pagar nuestra deudas y la Madre tenga con que abogar por su hijo ante los Señores de la Ley.


Cuando nos sacrificamos por nuestros semejantes, entregando el mensaje de la liberación del alma.


La Persuasión ha sido representada por la cultura egipcia, como una iniciada que es capaz de meter sus manos en la boca del león, sin que este le haga daño.


Vemos el León como símbolo de la Ley, que la Madre calma, persuade cuando su hijo tiene obras con que hacerlo.


Disuadir es el contrario, negligencia que libera la vida de las personas al azar, o ley de accidentes.


Las séptima P, es la Purificación.

La “purificationis” latina.


En este lugar en donde estamos, es donde nos podemos purificar.


Purificación indica que hay suciedad, que hay algo a depurar, a limpiar.


Es la desintoxicación en el cual hemos hablado durante todos estos apuntes, relacionando temas que pueden parecer ajenos al eje centra que es la desintoxicación.


La purificación es un anhelo que se transforma en una actitud y que esta se manifiesta físicamente como una disciplina.


Para purificarse se necesita de disciplina, o sea puesta en práctica de ciertos conocimientos que llevan a depurar el cuerpo y el alma.


El trabajo sobre el descubrimiento, comprensión y eliminación del ego es Purificación.


La impuridad, la suciedad y corrupción son el contrario.


Necesitamos de tratamientos de Purificación.


La Purificación deja al descubierto los valores más nobles del Alma.


“Quema tus libros, y blanquea el latón” raza la máxima alquimista.


Trae como consecuencia la expresión de todas la virtudes que están latentes en el interior del Ser Humano.


La Purificación física se hace con esfuerzos concientes en los tratamientos de desintoxicación largamente expuestos en estos apuntes.


La Purificación mental es una disciplina que nos exige vivir el momento, en Clave de Sol erradicando todos los pensamientos cargados de lascivia, envidia, vanidad, ira, etc.


La Purificación de la psicología es quitar todos los instintos negativos, que son yoes pensadores que se transformaron en emociones, luego en actos, y debido a la repetición sistemática quedaron arraigados en el centro instintivo, como un instinto negativo.


La pureza es el blanco de la Logia Blanca, obtenida en este infierno por haberse permitido la limpieza del negro. Sin el negro no hay blanco, sin infierno no hay cielo.


El Infierno es la Matriz del Cielo.


Entonces tenemos las 7 P: Prudencia, Paciencia, Perseverancia, Perdón, Perspicacia, Persuasión y Purificación. Son virtudes o 7 conductas conquistadas.


Es muy sutil la línea que separa estas virtudes de su contrario egoico, por eso se dice que de lo sublime a lo ridículo hay un paso.


La prudencia se puede transformar en coraje imprudente.
La paciencia en dejadez, negligencia.
La perseverancia en obsesión.
El perdón en conveniencia.
La perspicacia en delirio.
La persuasión en manipulación.
La purificación en vanidad, orgullo y poder.

La separación entre la virtud y el defecto es tan pequeña que la mayoría de las veces se confunde. Aunque los límites están muy claros.


Ejerciendo estas virtudes o como dijimos conductas, comportamientos conquistados, establecemos una desintoxicación que solo se puede realizar en este infierno, ya que es el lugar donde se pueden dejar los tóxicos, donde la Naturaleza, Dios, el Espíritu Santo logra convertirlos en polvo cósmico.


Recordemos: Prudencia, Paciencia, Perseverancia, Perdón, Perspicacia, Persuasión y Purificación.


Amén.


DE APUNTES SOBRE DESINTOXICACIÓN por Galeno


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