Tratándose de técnicas de auto-conocimiento, no podemos dejar de explicar una de estas técnicas básicas para el descubrimiento de sí mismo.
OBSERVADOR y OBSERVADO
Seguramente esta práctica la usaran aquellos que estén convencidos que no se conocen a sí mismo.
En cambio los que ya se conocen, o suponen que se conocen, no tendría ningún sentido seguir leyendo este artículo.
Es importante saber que tenemos dos facciones bien determinadas en nuestro interior, una es la chispa virginal emanada del Absoluto Inmanifestado, que gnósticamente le llamamos ESENCIA, y la otra facción es el cumulo de defectos, vicios, manías, sin sabores, amarguras, etc., coordinados estos sentimientos por los pecados capitales, a lo cual gnósticamente le llamamos EGO.
La ESENCIA y el EGO, están en permanente competición por predominar, o bien diríamos para ser más exactos que el EGO desde que apareció en la raza humana, subyuga, oprime, esclaviza la esencia.
Y lo más asombroso es que el EGO puede vivir gracias a las energías de la ESENCIA.
Es como si utilizarnos un recurso divino para manifestar una conducta pecaminosa.
Esto tiene muchas razones y puede ser motivo de extensas explicaciones y análisis para poder verficiar por una simple lógica racional que es una realidad extremamente palpable.
Ahora bien, la técnica en cuestión consiste en que la ESENCIA puede observar el EGO.
O sea una parte de la Conciencia Cósmica que está en nuestro interior, o sea, la ESENCIA busca conocer, descubrir y posteriormente comprender los defectos y vicios de la humanidad que somos parte.
Para ellos hay que desdoblarse en OBSERVADOR y OBSERVADO.
OBSERVADOR es la ESENCIA, la Conciencia.
OBSERVADO el EGO.
Eso se hace en forma espontánea cuando nos vemos en situaciones que son extrañas para nosotros, pueden ser comportamientos propios, eventos externos raros o extraordinarios, también puede aparecer este sentido de AUTO-OBSERVACIÓN cuando nos encontramos en un peligro inminente, o cuando nos vemos muy tentados a cometer acciones equivocadas, no virtuosas, y nos damos cuenta.
El EGO tiene la capacidad de dormir las facultades de la Conciencia, que por cierto son esplendorosas y brillantes, son en síntesis las virtudes cardinales y tradicionales de la sociedad en que vivimos: Fe, Caridad, Esperanza, Fortaleza, Temperancia, Prudencia y Justicia.
También podríamos hacer otra clasificación en correspondencia con los Logos Creadores de nuestro Sistema Solar, así tendríamos, Altruismo, Diligencia, Castidad, Humildad, Amor, Alegría por el bien ajeno y Temperancia.
Su contraparte nos permite comprender y captar aún más el sentido de los defectos y las virtudes, estas oposiciones son: Codicia, Pereza, Fornicación, Orgullo, Ira, Envidia y Gula.
Entonces disponiéndonos a conocernos y ver que se manifiesta en nosotros y nuestros comportamientos, cambiaremos radicalmente, siendo personas que iran encarnando el amor, la paz y la felicidad, acompañados por la Dios Fortuna.
Como siempre veamos que nos dice el V.M. Samael en uno de sus libros (Piscología Revolucionaria) al respecto:
CAPÍTULO XIII
OBSERVADOR Y OBSERVADO
Es muy claro y no resulta difícil comprender, que cuando alguien empieza a observarse a sí mismo seriamente desde el punto de vista que no es Uno sino Muchos, comienza realmente a trabajar sobre todo eso que carga dentro.
Es óbice, obstáculo, tropiezo, para el trabajo de Auto-observación Intima, los siguientes defectos Psicológicos: Mitomanía, (Delirio de Grandeza, creerse un Dios). Egolatría, (Creencia en un YO Permanente; adoración a cualquier especie de Alter-Ego). Paranoia, (Sabiondez, Auto-suficiencia, engreimiento, creerse infalible, orgullo místico, persona que no sabe ver el punto de vista ajeno).
Cuando se continúa con la convicción absurda que se es Uno, que se posee un Yo permanente, resulta algo mas que imposible el trabajo serio sobre sí mismo.
Quien siempre se cree Uno, nunca será capaz de separarse de sus propios elementos indeseables. Considerará a cada pensamiento, sentimiento, deseo, emoción, pasión, afecto, etc., etc., etc., como funcionalismos diferentes, inmodificables, de su propia naturaleza y hasta se justificará ante los demás diciendo que tales o cuales defectos personales son de carácter hereditario...
Quien acepta la Doctrina de los Muchos Yoes, comprende a base de observación que cada deseo, pensamiento, acción, pasión, etc., corresponde a este u otro Yo distinto, diferente...
Cualquier atleta de la Auto-Observación intima, trabaja muy seriamente dentro de sí mismo y se esfuerza por apartar de su Psiquis los diversos elementos indeseables que carga dentro...
Si uno de verdad y muy sinceramente comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en dos: Observador y Observado.
Si tal división no se produjera, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la Vía maravillosa del Auto-Conocimiento.
¿Cómo podríamos observarnos a sí mismos si cometemos el error de no querer dividirnos entre Observador y Observado?
Si tal división no se produjera, es obvio que nunca daríamos un paso adelante en el camino del Auto-Conocimiento.
Indubitablemente cuando esta división no se sucede continuamos identificados con todos los procesos del Yo Pluralizado...
Quien se identifica con los diversos procesos del Yo Pluralizado, es siempre victima de las circunstancias.
¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a sí mismo?. ¿Cómo podría conocerse a sí mismo quien nunca se ha observado internamente?. ¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide previamente en Observador y Observado?.
Ahora bien, nadie puede empezar a cambiar radicalmente en tanto no sea capaz de decir: "Este deseo es un Yo animal que debo eliminar"; "este pensamiento egoísta es otro Yo que me atormenta y que necesito desintegrar"; "este sentimiento que hiere mi corazón es un Yo intruso que necesito reducir a polvareda cósmica"; etc., etc., etc.
Naturalmente esto es imposible para quien nunca se ha dividido entre Observador y Observado.
Quien toma todos sus procesos Psicológicos como funcionalismos de un Yo Único, Individual y Permanente, se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene tan unidos a sí mismo, que ha perdido por tal motivo la capacidad para separarlos de su Psiquis.
Obviamente personas así jamás pueden cambiar radicalmente, son gentes condenadas al más rotundo fracaso.
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